El ser humano como centro de la naturaleza
El concepto de naturaleza humana cuenta con una larga y polémica tradición
filosófica. Algunos pensadores han negado directamente que tal cosa exista. Incluso
podríamos decir que esta negación ha sido la moda intelectual dominante durante una
buena parte del pasado siglo. Sin embargo, recientemente se viene dando una corriente
de recuperación y revitalización de la reflexión filosófica sobre la naturaleza humana.
Esta recuperación se debe a dos factores. Por un lado, han crecido nuestras posibilidades
de intervención técnica sobre el propio ser humano, lo cual ha generado un debate sobre
la conveniencia y límites de dicha intervención. Y en el centro de este debate está el
concepto de naturaleza humana. Por otro lado, la recuperación de este concepto ha
venido de la mano de una tendencia más general hacia la naturalización de la filosofía.
Tendríamos así una especie de “concepción naturalista de la naturaleza humana”
(Mosterín, 2006, 23), valga la aparente redundancia.
El estudio de la naturaleza humana habría pasado de este modo desde el campo
de la antropología filosófica al de la filosofía de la naturaleza. O quizá, dicho de otra
forma, la antropología filosófica tendría que ser vista ahora como una región de la
filosofía de la naturaleza. Estas tesis son tan problemáticas como pueda serlo el mismo
proyecto general de naturalización de la filosofía. Pero, aun sin tomar posición al
respecto, lo que sí queda claro, es que una concepción renovada de la filosofía de la
naturaleza debería prestar atención a este debate sobre la naturaleza humana.
Los dos vectores señalados, es decir, capacidad de intervención técnica y
naturalización, están relacionados entre sí. Una vez que el ser humano pasa a ser sin
más parte de la naturaleza, se puede pensar que pasa también a disposición de la
intervención técnica, como lo están ya otras zonas de lo natural. En cierta manera, dicha
artificialización del ser humano ha estado presente desde tiempos inmemoriales. Pero
actualmente puede resultar mucho más profunda y quizás irreversible dado el desarrollo
y la convergencia de varias tecnologías muy potentes.
He aquí el territorio de la presente ponencia: intentaré dejar al menos planteado
el debate sobre la naturaleza humana desde la perspectiva de la filosofía de la
naturaleza, así como la polémica acerca de la conveniencia y límites de la intervención
técnica sobre la naturaleza humana.
Abordaré estas cuestiones mediante un breve repaso de las posiciones que
niegan la existencia de la propia naturaleza humana (apartado 2). A continuación me
centraré en la idea de naturalización y disponibilidad técnica (apartado 3). Presentaré
dos formas clásicas y asumidas de intervención sobre el ser humano: el cultivo y la
terapia (apartado 4). Seguirá el debate con las formas más recientes de intervención y
supuesta mejora técnica del ser humano (human enhancement), defendidas
filosóficamente bajo el rótulo de transhumanismo (apartado 5). Por último, estableceré
un resumen crítico y conclusivo (apartado 6).
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